Blogia
Esencialmente humano

Pildoras

Autorrecompensa

Es otra manera de autoexpresarte el afecto. La autorrecompema es el proceso por el cual nos autoadministramos estímulos positivos. Aunque parezca extraño, algo tan obvio y claro, intrínseco al ser humano, en nuestra cultura se vuelve confuso y enredado.

Irracionalmente, aceptamos convivir con co­sas que no queremos o nos disgustan, simplemente por­que nos sentimos culpables al salir de ellas. En mi propio clóset encuentro que la mitad de la ropa no me agrada, no me la pongo, pero la dejo colgada. Modificar esas pequeñas-grandes cosas ayuda a sentirse mejor.

El culto al ahorro nos hace almacenar cualquier cosa. Botellas, cables, clavos oxidados, recortes de perió­dicos, etc todo por si algún día......

En mis mudanzas tiro a la basura cajas de desperdicios que he venido guardan­do estúpidamente con mucho cuidado. Atesorar dema­siado lleva a como dice el refrán: "Vivir como pobres y tener un entierro de ricos". No estoy defendiendo el descuido y la irresponsabilidad en el manejo de los bie­nes personales. La idea tampoco es vivir algunos años en la opulencia y los otros en la miseria más espantosa.

El espíritu del ahorro es bueno si se hace con prudencia. Ahorrar no debe convertirse en un fin en sí mismo, sino en una actitud previsora. Tener por tener te ubica del lado de los avaros y gastar por gastar, del lado de los de­rrochadores.

Aunque pueda parecer simplista, si prefieres entregar tu dinero a las farmacias, a los psicólogos y médicos, no te des gustos.

Tú necesitas la autorrecompensa. Al igual que el autoelogio, ella fortalece tu autoestima y no permite el autocastigo, el automenosprecio y la insatisfacción. Evita que te vuelvas insensible a tus logros. Te enseña a autoexpresarte, a ser detallista con tu propia persona y explícito con el propio autorreconocimiento.Tú no eres menos importante que tus amigos o que las otras perso­nas.

Es inútil que intentes una postura de dureza e insensibilidad. Todos somos sensibles a las manifestacio­nes y automanifestaciones de afecto. Nadie es tan fuerte. La carencia del autorreíuerzo no te hará psicológica­mente más recio. No hay callos que puedan desarrollar­se frente a la necesidad innata de amarse.

La fortaleza no está en aceptar tus éxitos y tus logros de manera inque­brantable y estoica, negando que necesites alguna autorre­compensa. Cuando hayas hecho algo que valió la pena, o simplemente porque se te dio la gana, date gusto. Un acto de delicadeza para con tu persona.

Los autorrefuerzos materiales, como comida, ropa, joyas, etc., no son los únicos. Darte gusto implica la autoadministración de cualquier cosa que te haga sentir bien, y que obviamente no sea nocivo para tu salud. Hacer la actividad que te agrada, o dejar de hacer algo desagradable, es otra forma de premiarte. ¿Te premias? ¿Te das gusto?, ¿Cuánto tiempo a la semana estás conti­go? ¿Cuánto tiempo has dedicado en construir un espa­cio agradable a tu alrededor?

Disponer de varias formas de autorrecompensa es organizar un ambiente motivacional sano para tu sa­lud mental. El que sabe quererse deja su marca en todas las cosas. Su territorio está "diseñado" por él. No es un cúmulo de cosas pues­tas por una decoradora porque están de moda.

Ser ar­quitecto de su propio ambiente es uno de los lujos que aún se nos permite y que no aprovecharnos.

Revisa al­gunos aspectos de tu ambiente e intenta remodelarlo en fin, pregúntate si lo que ha construido a tu alrededor contribuye a tu felicidad o tu entierro en vida. Muchos dirán que no es fácil, que el siglo veinte nos lleva demasiado rápido, con estrés y consumismo. Pues con más tazón debernos "refugiarnos’ en un estilo de vida donde compensemos la adrenalina y generemos inmunidad. La autorrecompensa ayuda a este fin.

0 comentarios