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Esencialmente humano

Pildoras de mis lecturas

 

Lo importante, entonces, no es ser bello, sino gustarse a sí mismo. Para lograrlo no es conveniente utilizar criterios rígidos y estrictos.

Las propagandas tienen por objetivo mostrarte cuánto te alejas de la belleza "perfecta". Ellas te ofrecen un producto para alcanzar ese ideal. Si aceptas pasiva­mente ese modelo de belleza, terminarás pensando que eres horrible.. Sin embargo, no todo lo que se muestra y dice en publicidad es necesariamente exagerado o falso. Por ejemplo, es verdad que la belleza tradicional facilita la consecución de algunos objetivos y abre determina­das puertas. Pero de ninguna manera es imprescindible, fundamental y determinante para la gran mayoría de las metas.

Lo correcto sería destacar las cosas que real­mente te agradan de ti mismo y no lo que las convenciones establecen como adecuadas, lo que realmente te gusta, aunque no coincida con la "onda" general.

El peligro son los criterios absurdos e irracionales del buen gusto y la belleza. Si los aceptas como una necesidad vital, serás esclavo de ellos.Tu po­der de decisión quedará resumido a una revista de mo­das, a lo que la decoradora diga y lo que "se usa" o "no se usa". En cuestión de gustos no hay errores. Tienes el derecho a elegir lo que te plazca y lo que quieras. Inclusive gustar de ti mismo, aunque no seas aceptado por los estilistas, la moda y las decoradoras.

Tu cuerpo y el modo en que lo cubras debe gustarte primero a ti. Quienes entren en tu territorio lo harán porque "gustan de tu gusto" y no porque admiran qué tan actualizada o actualizado estás en cuestiones es­téticas.Vístete, píntate, adelgaza, pero para halagarte, no para halagar.

Recapitulemos lo dicho hasta aquí. La auto-imagen es aprendida a través de nuestras experiencias con el ambiente inmediato (amigos, novios, familia, etc.) y del aprendizaje social que hacemos de los medios de comunicación. Por lo general, los niveles de atracción o rechazo, es decir nuestras predilecciones de lo agradable o desagradable, son procesados inconscientemente y en un ámbito puramente afectivo. Cuando el gusto va diri­gido hacia uno mismo, nos detallamos demasiado y la atención se orienta a los defectos. Utilizamos una lupa más potente que cuando nos dirigimos a los otros. Esta autocrítica es cruel e inclemente debido al patrón de medida ideal e irracional que muy amablemente nos ofrecen los vendedores de belleza.

A veces ese ideal perfeccionista de la belleza produce estragos psicológicos.

La creencia de perfección absoluta la absorbe hasta el extremo de castigarse por no ser perfecta.

Muchas personas poseen el vicio de darle más importancia a lo que les falta que a lo que tienen. Sólo lo valoramos cuando lo perdemos. Desgraciadamente suele ser tarde.

Mejorando la autoimagen

Para salvaguardar tu autoimagen o rescatar­la, si es del caso, debes tener en cuenta los siguientes aspectos:

1. Trata de definir tus propios criterios de lo que es bello o estético

Trata de ser una persona es­pontánea y auténtica cuando elijas. Lo atractivo para ti es una elección que solo tú puedes hacer. Arréglate para ti y no para otros.

2. Descarta la perfección física y los criterios estrictos

No hay un absoluto. Hay niveles de atracción. Hay gorditos atractivos, delgados insípidos, y viceversa. Hay bajitas sensuales, espigadas insulsas, y viceversa. La idea de la perfección sólo te llevará a focalizar la atención en tus defectos y a olvidar tus encantos.

3. Descubre y destaca las cosas que te gustan de ti

Siéntete orgulloso y feliz de tus atributos físicos. No importa si son muchos o pocos, eres afortuna­do por lo que tienes. No escondas las cosas que te agradan de ti:

4. Tu autoimagen se transmite a otros

Si te sientes una persona poco interesante y atracti­va, darás esa imagen a los demás. La gente te tratará como inadecuada y te hundirás cada vez más en una autoimagen oscura y triste. Rompe el círculo vicioso. En cierta manera, la belleza es una actitud. Los famosos "feos" o "feas-atractivas" son el resul­tado de una actitud positiva hacia sí mismos. Si te autocompadeces, te compadecerán. Si te tienes lás­tima, inspirarás pesar. Si te ves a ti mismo como desagradable, te rechazarán. La mejor manera de romper el círculo negativo es gustarte. Si te sientes irresistible y atrayente, no cabe duda, serás una per­sona bella. Prueba a jugar el papel de alguien sin complejos, a ver cómo te sientes. Como un ensayo de conducta, siéntete irresistible con las demás per­sonas e intenta comportarte en esa dirección. El círculo comenzará a quebrantarse.

5. El aspecto físico es sólo uno de los componentes de tu autoimagen

Ser bien parecido es uno de los tantos requisitos de ser atractivo. No es el único. Ni siquiera el más importante de la atracción interpersonaL. Tu estruc­tura molecular (aspecto físico) no garantiza todo. Las personas, además de "lindas" o "feas", pueden ser cálidas, amables, inteligentes, tiernas, seductoras, sensuales, interesantes, educadas, alegres, afectuosas.

Tienes muchas opciones para "gustarte". No digo que descuides tu físico, sino que lo ubiques en el lugar que le corresponde. Pregúntate qué más tie­nes fuera de huesos y piel.

6. No importa qué seas y corno seas.

Si realmente te agradas y gustas, siempre encontrarás alguien que guste de ti.

El autodesagrado inmoviliza. Las personas que no se gustan anticipan el rechazo y evitan la gente Muestran miedo a la evaluación negativa y ansie­dad social. Viven con un alto nivel de frustración por considerar casi imposible que alguien se sienta atraído por ellas. No intentan la coquetería y la se­ducción, porque se consideran ridículas en ese plan. Nunca dan el primer paso, y si alguien se acerca, lo ahuyentan con sus inseguridades y prevenciones. Gustarse es abrirlos horizontes afectivos.Es arries­garse y aumentar las probabilidades de conocer gen­te.

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