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Esencialmente humano

Pildoras

¿Qué hacer para generar la sana costumbre de autoelogiarse? En primer lugar, debes conectarte a un procesamiento controlado, es decir, hacerte consciente de tu diálogo interno y de lo que te dices cuando has alcanzado un logro. Puedes descubrir que no te dices nada (el éxito pasó desapercibido) o te autocastigas (el éxito ha sido insuficiente para las aspiraciones que po­sees). "Lo debería haber hecho mejor".

El siguiente método te ayudará a adquirir la sana costumbre de autoelogiarte:

El primer paso consiste en hacerte consciente de cómo te tratas y de lo que te dices a ti mismo. Esto se logra llevando un registro detallado duran­te una o dos semanas, donde figure el comporta­miento susceptible de autoelogio y lo que te dices después de realizarlo.

El segundo paso es estar pendiente, ya sin ano­tar, de cuándo haces algo bien hecho para autoelogiarte. En las etapas iniciales, el autoelogio debe ser en voz baja(a solas) para que te puedas escuchar:"¡Eso estuvo bien!","¡Genial!", etc.

El tercer paso consiste en autoadministrarte el autoelogio en voz baja, hasta que se convierta en pensamiento.

El cuarto paso es ensayarlo bastante, para que a través de la práctica se afiance y se vuelva automá­tico, como manejar un carro o escribir a máquina.

En resumen, posees la capacidad innata de ha­blarte a ti mismo y de comprenderte.

Este diálogo encu­bierto, al cual sólo tú puedes acceder, tiene una enorme influencia sobre tu manera de actuar y sentir. Estas autoverbalizaciones tienen el poder de hacerte sentir bien (por medio del halago, el elogio y el trato respetuoso) o mal (el castigo, la burla, el menosprecio y el irrespeto). Si te dices: "Tengo capacidades y por lo tanto debo confiar en mí", te estás autoelogiando. Si te dices: "Soy el ser más ridículo del mundo", te estás irrespetando y tratan­do mal. Si el autoelogio sigue a un comportamiento positivo, este comportamiento se fortalecerá y tendrá mayor probabilidad de repetirse en el futuro. El autoelogio es un arma poderosa que debes cuidar y no usar indis­criminadamente.

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