Pildoras
La percepción de incontrolabilidad
La imposibilidad de modificar un evento aversivo desarrolla depresión y desconfianza en sí mismo. De manera similar, una historia de fracasos que escapen al control del sujeto producirá la percepción de incapacidad, si no se sigue intentando el éxito. La experiencia de incontrolabilidad tiene un efecto demoledor sobre la conducta de lucha en personas poco persistentes.
La percepción de incontrolabilidad en momentos aversivos puede producir una baja en la autoefícacia o en la confianza en si mismo. Una mala racha suele ser suficiente para generar sentimientos de insegundad y depresión. De manera similar, si el fracaso se ve como ineludible, sobrevendrán sentimientos de ineficacia que podrán generalizarse a nuevas situaciones.
El sujeto llegará a considerarse inepto para hallar la solución y aunque ésta se le presente como alternativa viable, descartarla por considerarse él mismo incompetente. Si cobra mucha fuerza, este sentimiento de incapacidad hará que la persona no intente afrontar situaciones nuevas: las evitará. Con el tiempo, no importará qué tanto la nueva situación que deba ser solucionada sea real y objetivamente manejable, se percibirá Como incontrolable pese a no serlo.
Será incontrolable porque el sujeto se considerará incapaz de manejarla: habrá perdido autoeficacia. La percepción de sí mismo comenzará a ser pobre, se sentirá derrotado e incapaz de avanzar por la vida. Su autoconcepto se debilitará y no se sentirá merecedor de amor. Dejará de quererse y respetarse.
Afortunadamente, corno veremos más adelante, este panorama desalentador puede modificarse si decides arriesgarte a enfrentar los problemas. Lo que jamás debes perder es tu capacidad de lucha. Como decía Hermann Hesse:"Para que pueda surgir lo posible, es preciso intentar una y otra vez lo imposible".
El punto de control
Las personas pueden ser divididas en internas o externas, de acuerdo con el lugar donde ubiquen el control de su conducta. Las personas internas colocan el control dentro de ellas mismas. Dirán que ellas guían su conducta y que son las principales responsables de lo que les ocurra. Asumen el destino, no como algo dado desde fuera, sino como algo que deben construir por su propio esfuerzo. No suelen echarle la culpa a otros de lo que acontezca con su vida. Desde este punto de vista, son realistas, perseverantes y no tienden a darse por vencidos fácilmente. Son personas seguras, aunque si son demasiado "internas" pueden generar un estilo de superhéroes y no medir las consecuencias.
Por su parte, las personas externas creen que sobre su conducta operan una cantidad de eventos y causas que escapan de su control. Piensan que su comportamiento está gobernado por factores externos a ellas mismas, frente a los cuales no pueden hacer nada. Por ejemplo, la suerte, los astros, los ovnis, el destino, etc. Suelen ser personas fatalistas y resignadas ante la adversidad. Su pensamiento es ínmovilizador:"Nada puede hacerse, así lo quiere el destino’.’, o "Para qué intentarlo". Si esta creencia de punto de control externo es generalizada, verán los intentos de modificar el ambiente negativo como infructuosos, o como una pérdida de tiempo inútil que a nada conducirá. La mayoría de las veces, actuar con un punto de control externo desemboca en Una baja autoeficacia.
La posición que asuma cada, uno frente al punto de control está regulada por los aprendizajes sociales, los modelos y el sistema de valores de los grupos familiares y culturales.
La propuesta no es descartar la fe, sino ponerla al servicio de tu crecimiento personal. Las creencias deben servirte como fuente de motivación y empuje, no como frenos e impedimentos para alcanzar la felicidad por ti mismo.
Poner la responsabilidad de la propia vida en manos de alguien más poderoso muy posiblemente sea relajante, pero no deja de ser hasta cierto punto humillante.
Entregarse pasivamente y capitular ante los obstáculos, porque así debe ser, es un acto de deslealtad con tu persona. No puedes declararte fuera de combate porque "está escrito".Tú eres el que escribe tu destino. Dios te ha dado la tinta y el papel para hacerlo, te ha dado el poder del pensamiento y el don de la inteligencia, no para que seas víctima sino triunfador. Si todo lo pones fuera de ti, no podrás tenerte confianza.
Si acaso tienes la tendencia a dejarte llevar por un punto de control externo revisa la creencia, vuélvela más flexible y racional. Si crees en Dios, piensa en él como un asesor o como un padre que respeta la libertad de sus hijos. Si crees en los astros, piensa que ellos se equivocan demasiado. Si tu horóscopo ha salido "malo", desafíalo. Si te lo propones, tendrás un buen día. Las cosas dependen de ti más de lo que crees.
Resumiendo, si la creencia de control que posees es externa, tu empeño en alcanzar Ls cosas que te interesan corre el peligro de debilitarse. O dicho de otra forma peligra tu autoeficacia. Si tienes fe en algo o alguien, que sea un motor y una fuente de convicción de que eres capaz, no el recostadero de los cómodos. Como dice el refrán: "A Dios rogando y con el mazo dando".
0 comentarios