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Esencialmente humano

Pildoras

Cuando estamos ante "situaciones de éxito o fracaso, los humanos hacemos interpretaciones sobre las causas del porqué se dio el hecho en cuestión. Tratamos de entender lo ocurrido buscando explicaciones causales. Pues bien, esta manía de los seres inteligentes es un arma de doble filo que, mal utilizada, puede producir heridas a nuestra autoeficacia.     Veamos un ejemplo de cómo una situación de éxito en un examen puede ser interpretada de distin­ta manera por dos adolescentes que utilizan estilos atribucionales opuestos. El adolescente uno dice:"Realmente había estudiado mucho. Si estudio así durante todo el tiempo, me irá bien en los otros exámenes y probable­mente en la universidad". El adolescente dos dice: "El examen estaba demasiado fácil, los otros exámenes no creo que sean así. Siempre son más difíciles".

El adolescente uno atribuyó el éxito a sí mis­mo, a su esfuerzo y perseverancia en el estudio. Más aun, interpretó que el éxito se reflejará en otras materias y será duradero en el tiempo. Conclusión: el éxito depen­dió de él. El adolescente dos atribuyó su éxito a factores externos (la facilidad del examen). Pensó que en el fu­turo los exámenes no serán tan fáciles. Conclusión: el éxito no dependió de él, sino de la escasa dificultad del examen. El primer adolescente se motivó a seguir ade­lante y a confiar en si mismo. El segundo no confió en sus capacidades. El primero fortificó su autoeficacia. El segundo le dio un duro golpe.Los estilos atribuciónales son las tendencias idiosincrásicas que utilizamos los humanos para explicar la propia conducta, o la ajena. Las personas que utilizan un estilo atribucional pesimista y negativo se sentirán responsables de los fracasos pero no de los éxitos. Por su parte, la gente que hace uso de un estilo atribucional racional, optimista y positivo, tenderá a evaluar la situa­ción de manera objetiva y se hará responsable de los fracasos o los éxitos, si realmente es así. El estilo atribucional irracionalmente optimista es tan malo como el pesimista, debido a que el sujeto también distorsionará la realidad, se atribuirá todos los éxitos y le echará la culpa del propio fracaso a los demás. Su autoeficacia no crecerá adecuada­mente sino que se inflará como un globo hasta reventar. Salvar la autoeficacia y el autoconcepto a costillas de otro, o negando la verdad, no es una salida sana para tu integridad psicológica. Quererte a ti mismo es hacerlo, por sobre todas las cosas, de manera honesta.

Por lo tanto, si te echas la culpa de todo lo malo y no tienes en cuenta tu contribución a lo bueno, tu autoeficacia se verá afectada.Te dirás:"Soy un fracasa­do". Si nunca aceptas tu responsabilidad en lo malo, y piensas que todos los éxitos dependieron exclusivamente de ti, tu autoeficacia crecerá en falso. Te dirás: "Soy Supermán’".Y como de hecho no lo eres, es esperable que te estrelles violentamente contra la realidad.

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