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Esencialmente humano

Padres-Familia

Hablando de sexo con ellos

Hablando de sexo con ellos

Articulo de la web parenting.com traducido por José Goyo

Qué pueden entender los niños, año a año

Edades 2 a 3: Las palabras correctas para las partes del cuerpo privadas, como el "pene" y "vagina",

Edades 3 a 4: De donde viene un bebé. Pero no entenderán todo los detalles de reproducción—un simple "Mamá tiene un útero dentro de su estómago dónde usted vivió hasta que fuera suficientemente grande para nacer” esta bien.

Edades 4 a 5: Cómo nace un bebé. Mantenga la respuesta literal: "Cuando estabas listo para nacer, el útero lo empujó fuera a través de la vagina" de Mamá.

Edades 5 a 6: Una idea general de cómo los bebés son hechos. ("mamá y Papá lo hicieron".) O si su niño exige más detalles: "Una célula diminuta dentro de Papá llamado esperma unida junto con una célula diminuta dentro de la Mamá llamada un huevo."

Edades 6 a 7: Una explicación básica de la relación sexual. Usted puede decir, "La naturaleza [o Dios] creó cuerpos varón y hembras para encajar juntos como los pedazos del rompecabezas. Cuando el pene y la vagina se encontraron, la  esperma, como los renacuajos, nada a través del pene y hasta el huevo." Explique lo que usted piensa sobre el sexo y relaciones. Por ejemplo: El "sexo es una de las   maneras de mostrar el amor por nosotros.

Edades 8 a 9: Ese sexo es importante, es algo qué su niño probablemente ha recogido de los medios de comunicación y sus compañeros. Un niño a esta edad puede ocuparse de una explicación básica en casi cualquier tema, incluso la violación. ¿("Recuerda cuándo nosotros hablamos sobre el sexo como parte de una relación amorosa? La violación es cuando alguien le obliga a otra persona a que tenga el sexo, y eso es equivocado".)

Edades 9 a 11: Qué cambios pasan durante la pubertad. También esté listo para discutir o aclarar los temas relacionados con sexo que su niño ve en las noticias.

Edad 12: Ahora, los niños están formulando sus propios valores, así que mantenga en un buen contexto la información que de vez en cuando su niño está consiguiendo. Pero evites los excesos de información o las eliminaciones.


 

Amor sin palabras

Cuanta felicidad hay en comunicar lo que se siente, aun sin palabras. Esa es nuestra naturaleza esencial

SIETE HÁBITOS DE LOS PADRES BRILLANTES





HÁBITO 1

BUENOS PADRES DAN BUENOS OBSEQUIOS, PADRES BRILLANTES DAN SU PROPIO SER.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar en sus hijos
la autoestima, protección de emoción, capacidad para manejar pérdidas y
frustraciones, filtrar estímulos estresantes, dialogar, escuchar.
Los padres buenos atienden, dentro de sus condiciones, los deseos de sus
hijos. Los padres brillantes dan algo incomparablemente más valioso a sus
hijos, algo que todo el dinero del mundo no puede comprar: su propio ser, su
vida, sus experiencias, sus lágrimas, su tiempo.

Los padres que viven en función de dar presentes a sus hijos, son evocados
por ratos. Los padres que se preocupan en comunicar su historia a los hijos,
se convierten en inolvidables.
Muchos padres trabajan para darles el mundo a sus hijos, pero se olvidan de
abrirles e ellos el libro de su propia vida. Lamentablemente, sus hijos sólo
van a admirarlos el día en que ellos mueran.



HÁBITO 2

LOS BUENOS PADRES NUTREN EL CUERPO, LOS PADRES BRILLANTES NUTREN LA
PERSONALIDAD.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desenvolver reflexión,
libertad controlada, valor, optimismo, superación del medio, prevención de
conflictos.
Los buenos padres cuidan de la nutrición física de sus hijos, los estimula a
tener buena dieta, con alimentos sanos, tiernos y frescos. Los padres
brillantes van más allá, saben que la personalidad necesita excelente
nutrición psíquica, se preocupan por los alimentos que enriquecen la
inteligencia y la emoción.

Debido a que la sociedad se convirtió en una fábrica de estrés, no hay
control sobre el proceso de formación de la personalidad de nuestros hijos.
Antiguamente una familia estructurada era garantía de que los hijos
desarrollarían una personalidad saludable.
Hoy, los buenos padres están produciendo hijos ansiosos, alienados,
autoritarios, angustiados, que atraviesan graves conflictos. Los padres
brillantes preparan a sus hijos para que sobrevivan en las turbulentas aguas
de la emoción y desarrollen capacidad crítica.




HÁBITO 3

LOS PADRES BUENOS CORRIGEN LOS ERRORES, LOS PADRES BRILLANTES ENSEÑAN A
PENSAR.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desenvolver conciencia
crítica, pensar antes de reaccionar, fidelidad, honestidad, capacidad de
averiguar, responsabilidad social.
Los buenos padres corrigen errores, los padres brillantes enseñan a los
hijos a pensar. Entre corregir errores y enseñar a pensar, existen más
misterios de lo que imagina nuestra psicología.
Haga que sus hijos reflexionen. Los viejos regaños y los conocidos sermones
definitivamente no funcionan, sino que desgastan la relación.

Cuando usted abre la boca para repetir las mismas cosas, inconscientemente
estimula la aparición de determinados archivos de la memoria que contienen
viejas críticas y como sus hijos ya saben todo lo que usted va a decir, se
armarán, se defenderán y lo que usted diga, no les penetrará, no les
generará un momento educacional.
No insista en repetir las mismas cosas por los mismos errores, para las
mismas terquedades porque los hijos continúan repitiendo las mismas faltas.
Los mismos errores merecen actitudes nuevas.



HÁBITO 4

LOS BUENOS PADRES PREPARAN A LOS HIJOS PARA LOS APLAUSOS, LOS PADRES
BRILLANTES LOS PREPARAN PARA ENFRENTAR LOS FRACASOS.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar motivación,
osadía, paciencia, determinación, capacidad de superación, creatividad y
aprovechar oportunidades.
Los buenos padres preparan a sus hijos para recibir aplausos, los padres
brillantes los preparan para enfrentar sus derrotas.
Los buenos padres educan la inteligencia lógica de los hijos, los padres
brillantes educan sus sensibilidades.

Estimulen a sus hijos a tener metas, a procurar el éxito en los estudios, en
el trabajo, en las relaciones sociales y llévelos a no tenerle miedo a los
fracasos. Muchos no consiguen sobresalir en su trabajo, porque se rindieron
frente a los primeros obstáculos. Otros no vencieron porque no tuvieron
paciencia para soportar una negativa, porque no tuvieron osadía para
enfrentar algunas críticas, ni humildad para reconocer sus faltas.
La perseverancia es tan importante como la habilidad intelectual. Vencer no
es siempre acertar



HÁBITO 5

LOS BUENOS PADRES CONVERSAN ACERCA DEL MUNDO EN QUE ESTÁN, LOS PADRES
BRILLANTES DIALOGAN COMO AMIGOS SOBRE EL MUNDO QUE SON.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desenvolver solidaridad,
compañerismo, placer de vivir, inteligencia interpersonal.
Debemos comprender que la mejor forma de desarrollar un quinto hábito, es
dialogar.
Los buenos padres conversan, los padres brillantes dialogan. Entre conversar
y dialogar hay una gran diferencia. Conversar es hablar sobre el mundo que
nos rodea, dialogar es hablar sobre el mundo que somos.
Dialogar es contar experiencias, es sacar lo que está oculto en el corazón,
es penetrar la cortina de los comportamientos, es desarrollar la
inteligencia interpersonal.

Más de la mitad de los padres nunca tienen el valor de dialogar con sus
hijos sobre sus temores, pérdidas, frustraciones. La mayoría de los
educadores no consiguen atravesar la cortina de los comportamientos.
No es posible que muchos padres e hijos viviendo en el mismo techo,
permanezcan aislados, dicen que se aman pero gastan poca energía en cultivar
el amor. Cuidan de las paredes cerradas, los problemas del auto, pero no
cuidan los cierres de la emoción y los problemas de relación.



HÁBITO 6

LOS PADRES BUENOS DAN INFORMACIONES, LOS PADRES BRILLANTES SON CONTADORES DE
HISTORIAS.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar creatividad,
inventiva, perspicacia, raciocinio esquemático, capacidad para encontrar
soluciones en situaciones difíciles.
Los padres buenos son una enciclopedia de informaciones. Los padres
brillantes son agradables contadores de historias, son creativos,
perspicaces, capaces de extraer de las cosas más simples, bellísimas
lecciones de vida.
Apenas tenga el hábito de dialogar, cuente historias, cautiven a sus hijos
por su inteligencia y afectividad y no por autoridad, dinero o poder.

Conviértanse en personas agradables e influencien en el ambiente donde los
hijos están.
La imagen que los amigos de sus hijos tengan de ustedes, es el termómetro
que indica si son agradables, indiferentes o insoportables. Si ellos se
complacen en acercárseles, ustedes aprobarán el examen, si los evitan fueron
reprobados y tendrán que revisar sus actitudes.
Los padres que son contadores de historias, no tienen vergüenza de usar sus
errores y dificultades para ayudar a sus hijos a meterse dentro de sí mismos
y encontrar sus caminos.



HÁBITO 7

LOS BUENOS PADRES LES DAN OPORTUNIDADES A SUS HIJOS, LOS PADRES BRILLANTES
NUNCA DESISTEN DE ELLOS.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar aprecio por la
vida, esperanza, perseverancia, motivación, determinación y capacidad de
debatir, de superar obstáculos y de vencer fracasos.
Los buenos padres son tolerantes con algunos errores de sus hijos. Los
padres brillantes jamás desisten de ellos, aunque los decepcionen, cometan
errores, no les agradezcan y pasen por los senderos de los trastornos
emocionales.

El mundo puede no creer en nuestros hijos, puede suponer que no lograrán
nada en la vida, pero si somos padres brillantes podremos creer en ellos,
procurar distinguir lo que ninguno ve.
Los padres brillantes son sembradores de ideas y no controladores de sus
hijos. Siembran en el solar de sus inteligencias y esperan que un día
germinen sus semillas. Durante la espera puede haber desolación, pero si las
semillas son buenas, un día germinarán.
Aunque los hijos desprecien su futuro, algún día retornarán. Un ejemplo
magnífico para ser seguido, es la Parábola del Hijo Pródigo...

Padres e hijos

Padres e hijos , por Jorge Passeron

No hay madre que no se pregunte en algunas ocasiones con perplejidad qué es lo que ha de hacer con su «perverso» retoño.

Y cualquier padre siente un día u otro que su paciencia está agotándose peligrosamente. La crisis pasará, pero que pase con más o menos suavidad y dejando o no tras sí un resto de mala bilis y de peores sentimientos dependerá de las relaciones entre los padres y su vástago. De todas las influencias que contribuyen a configurar el carácter de un hombre o de una mujer, ninguna es quizá tan duradera y decisiva como estas relaciones del niño con sus padres, verdad muy conocida de los novelistas, los biógrafos y los autobiógrafos. Los tipos de relación son muy diversos. La herencia, las circunstancias económicas, la presencia o ausencia de otros niños, la edad de los padres, el grado de armonía marital en que conviven y la medida en que hayan sabido frenar sus propias pasiones desordenadas son factores que intervienen todos. En cuanto a la manera de configurar la relación, la iniciativa les pertenece a los padres. Pero los hay que, aun con la mejor de las intenciones, abusan inconscientemente de tal relación, creyendo encaminarla a buenos fines.

El niño puede abrigar contra los padres un resentimiento o una rebeldía que, reprimida gradualmente, llega a hacerse «inconsciente». También los sentimientos de un padre hacia su hijo pueden ser a veces de reprimida hostilidad o de reproche, lo cual ilustra la tesis de que pueden darse emociones conflictivas de amor y odio a una misma persona. El amor puede coexistir con el odio, nunca con la indiferencia. En tales circunstancias, cuanto más fuerte sea el odio más probabilidades hay de que, reprimido, reaparezca en forma de cuidado y protección excesivos. Enfrentándose a estas tan humanas «contradicciones» es posible precaverse contra consecuencias nada deseables.

Las relaciones con los padres repercutirán en la conducta del niño respecto de otros niños. Un padre despótico o una madre cavilosa no tendrán por qué sorprenderse de encontrar en su hijo estos mismos rasgos. Las relaciones con los padres influirán también en las actitudes que adopte el pequeño con sus maestros y en las que el día de mañana tenga para con sus compañeros de trabajo y sus jefes, así como afectarán seguramente a su elección de esposa. No será raro que el joven busque inconscientemente en la mujer de sus sueños alguna de las cualidades maternales que haya visto en su propia madre, y hasta puede que se le transformen en un parecido físico entre las dos mujeres. Por su parte, la joven quizás espera encontrar un marido que posea algunos de los atributos de su padre. Pregunté una vez a una mujer de treinta años que acababa de casarse con un hombre de doble edad por qué lo había hecho, y me contestó con toda inocencia: «Porque me recordaba a mi padre». Las relaciones entre el padre y el hijo marcarán casi seguro su impronta en las futuras vicisitudes de éste en materia sexual, y acaso también en su misma conducta como padre cuando le toque serlo.

De sutil manera, estas relaciones son matizadas en ciertos casos por lo que los padres ven en el rostro, en el tipo, en los gestos y modales de sus propios hijos. Al marido que sigue enamorado de su esposa puede complacerle descubrir una y mil veces en la cara de su hijo semejanzas con los ojos, los labios y las expresiones de ella. En cambio, si ya no la ama, estos mismos recordatorios servirán solamente para irritarle. La nariz o el mentón del hijo le parecerán entonces fuera de lugar.

En ocasiones, un niño puede ser víctima inocente de la animadversión de su madre para con su padre o al revés. El concepto que de sí mismo se vaya formando no mejorará ciertamente si oye a su madre que le regaña diciendo: «¡Qué asco, eres exactamente igual que tu padre!». Los padres que no se llevan bien andan siempre tentados de servirse del hijo como de un arma en sus inacabables pendencias: «¡Tiene el mismo mal carácter que tu madre, y es tan estúpido como tu hermana y tan basto como tu padre! ¡Todos los defectos le vienen de tu familia, y todas las virtudes y gracias, de la mía!».

También puede suceder que el padre espere que en su hijo se logren todas sus propias ambiciones y aspiraciones fallidas, aunque el chico no tenga las cualidades necesarias para hacer una carrera de leyes o de medicina o para realizar cualquier otro plan en que el padre quiera encajarle. Puede que la madre le niegue a su hija la libertad que ella misma nunca fue capaz de disfrutar. La fórmula «lo que fue bueno para mí lo es igualmente para ti» acaso le agrade a la madre, pero probablemente la hija no compartirá tal punto de vista.

Si el padre y la madre disputan a menudo, esto se reflejará seguramente en su hijo bajo la forma de una división del ánimo. Y si violan el código que esperan que el hijo respete, el efecto puede ser peor. Una vez presencié cómo una madre bien educada trataba de inculcar la cortesía a su hijito de cuatro años por el más rudo de los métodos: le cogió por el cuello y, zarandeándole con violencia, le forzó a dar las gracias por una golosina que acababan de regalarle. El pequeño aprendió sin duda una lección de este vigoroso despliegue de celo materno, pero no la lección de cortesía que se le había querido inculcar, pues lo que su madre le demostró realmente fue que la fuerza bruta es el procedimiento más seguro para salirse con la suya. A los niños no se les puede educar contra su voluntad. Si las normas del «buen» comportamiento se les imponen a la fuerza, más tarde o más temprano las desecharán.





Para Reflexionar

Intervención de D. Emilio Calatayud Pérez, Juez de Menores de Granada, en la V Tertulia del Consejo Escolar de La Comunidad de Madrid: "Familia y Escuela ante la Prevención de Conductas de Riesgo".

Autor: Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid

 

http://mediateca.educa.madrid.org/reproducir.php?id_video=jibnzc4s1quh4cv2

Perdonar

Una historia sobre cómo los corazones inocentes perdonan fácilmente

La semana pasada llevé a mis niños a comer a un estaurante. Mi hijo de seis años me preguntó si podía bendecir la mesa antes de comer lo que nos habían traído. Mientras inclinamos nuestras cabezas, y plegamos nuestras manos, mi niño dijo:

"Dios es bueno, Dios es grande. Te doy gracias por los alimentos que vamos a comer y te agradecería aún más si es que mamá nos da helado como postre. Y que haya libertad y justicia para todos. Amén".

Junto con algunas risas que provenían de las mesas de a lado, escuché a una mujer decir: "Eso es lo malo de este país. Los niños de hoy ni siquiera saben cómo rezar. Preguntarle a Dios por un helado. Que tontería".

Al escuchar tan duro comentario, mi hijo rompió a llorar y me preguntó si es que había hecho algo malo y si Dios estaría molesto con él. Lo abracé y le sequé sus lágrimas diciéndole que había hecho un magnífico trabajo y que Dios de ninguna manera estaría molesto con él.

Tan pronto acabé de decir estas palabras cuando un anciano se aproximó a nuestra mesa. Le hizo un pequeño guiño a mi hijo, se agachó a su costado y le dijo:

- "Estoy seguro que a Dios pensó que fue muy buena tu oración".

- ¿En verdad?, respondió mi hijo.

- Totalmente seguro. Luego en susurros le dijo: "Es lamentable que ella

-señalando a la mujer con el dedo- nunca le pida a Dios por un helado. A veces, un poco de helado es bueno para las almas".

Naturalmente compré helados para mis niños para el postre. Luego de terminar su helado, mi hijo se quedó un poco pensativo e hizo algo que nunca olvidaré por el resto de mi vida. Sirvió un poco de helado en uno de los platos que había sobre la mesa y sin pronunciar ni una sola palabra caminó por el restaurante y se paró frente a la señora. Con una gran sonrisa él le dijo:

 

"Esto es para Ud. A veces, el helado es bueno para las almas y la mía ya tuvo suficiente"...

 

Desconozco el autor.

Los Limites


Los límites son un conjunto de reglas estables que permiten al niño comprender qué cosas no están permitidas y por qué. Normas claras, permanentes y conocidas de antemano proporcionan a los hijos un contexto de seguridad que facilita su relación con los demás, ya que le ayudan a desarrollar el autocontrol.

Disponer de reglas preestablecidas claras y con sentido le indica claramente al niño cuál es el rayado de la cancha, lo que previene muchas conductas indeseadas y evita los castigos.

¿Cómo poner los límites?

Establezca pocas reglas, pero que sean estables y trate de concentrarse en los ámbitos más importantes.

Prefiera hablar en términos positivos (lo que hay que hacer) y no negativos (lo que no hay que hacer). Ejemplo: "Cuida tu ropa", en lugar de "no te ensucies".

Llame las cosas por su nombre, utilizando un lenguaje acorde a la edad del niño, evitando explicaciones largas y complicadas.

Las reglas deben ser específicas. No basta con decir "pórtate bien", hay que ser más explícito para que el niño sepa qué es lo que se le está pidiendo en concreto.

Es importante que explique el motivo de la prohibición, un NO a secas no tiene sentido para el niño y fomenta su oposición. El NO debe estar acompañado de un argumento, para que el niño comprenda las consecuencias de sus actos.

Califique la acción, no a la persona: es mejor decir "hoy dejaste tu dormitorio desordenado”, que decir "eres un desordenado".

Póngase de acuerdo con los otros adultos cercanos al niño. Para que los límites sean claros, es necesario compartir criterios para reaccionar en forma coherente ante circunstancias similares.

Sea consistente con lo que pide a los niños y respete usted también las reglas de la casa, ya que los niños lo imitarán.

El niño y la niña golpeados

El niño y la niña golpeados

Por Paola Silva F. – Psicóloga-



Todos sabemos que siempre es triste y doloroso arrastrar la vida cuando no se recibió amor, sobre todo de los padres durante la niñez.

Todo el que ha estudiado siquiera un poco al ser humano, le va a decir que los cinco primeros años de la vida dejan una marca imborrable para toda la vida, para bien o para mal.

Por eso, el privar a un niño de amor es como privar de fertilizante a un árbol que empieza a crecer, pero el golpearlo es como echarle veneno, lo va a terminar de matar psicológicamente y emocionalmente, o mejor va a crecer herido de muerte.

Pero hay golpes y golpes, algunos golpes sacan sangre o dejan morados, incluso un mal golpe puede producir la muerte, pero hay otros mas sutiles que no se ven, pero que se graban a fuego lento no sólo en mente sino en la identidad de ese niño o de esa niña.

Se graban en su "yo", y los frutos de estos golpes emocionales se van a ver después en sus relaciones con personas significativas y en su relación con el mundo.


Me gustaría hablar un poco más detalladamente de esos golpes, que solamente los ven o los oyen quienes los dan, aunque no piensen en las consecuencias futuras y terribles que van a traer en sus hijos.

Está claro, que cuando se repiten los golpes físicos, pero sobre todo los psicológicos o emocionales, se va agotando el amor. Nosotros los adultos sabemos como duele el silencio, tal vez más que las palabras ofensivas. Ese silencio es el peor de los castigos, ahora imagínese a un niño que no ha hecho nada y no se le habla, y no se le abraza y acaricia, cómo se va conformando su identidad...pensemos en eso.


¿Han pensado en el daño que hacen a sus hijos, posiblemente muchas veces sin darse cuenta, cuando en lugar de relacionarse con sus hijos pequeños están preocupados del trabajo, con la limpieza, etc., en forma obsesiva y perfeccionista la casa? Son golpes lentos que van formando defectuosamente la escultura de su hijo.


Silencio y ausencia, cuando se reprocha al hijo los pequeños errores pero cierras tu corazón y tu boca cuando hace algo bien. Por, ejemplo, cuando el niño empezó el kinder e hizo un dibujo, que pudo ser cuatro rayas cruzadas, pero que para él era una obra de arte, en lugar de abrazarlo o alabarlo, guardaste silencio.

Con ello se produce en el hijo que aprenda a ver sólo los errores, pero no lo bueno que hay en sus personas.


Todos estos golpes emocionales y psicológicos, hacen tanto daño en la niñez porque el niño o la niña no sabe defenderse; su mente apenas empieza a desarrollar lentamente ciertos mecanismos de defensa para poder filtrar y analizar lo que ve y oye. Su mente es como una esponja: recibe todo.

No tiene capacidad para decir esto es verdad o no es verdad, lo que dicen es justo o injusto. Por eso los mensajes-golpes son como olas gigantescas que llegan sin control a lo más profundo de ese ser indefenso.

Pero que distinta es la niñez y el futuro de sus hijos cuando ellos palpan el amor entre su padre y su madre, cuando ellos desde pequeños ven que su madre recibe con un beso, un abrazo al padre que llega del trabajo, o cuando el padre viene con un ramo de flores para su esposa o le da un beso a su esposa. Son detalles que se van grabando en el alma de los niños, que van modelando su personalidad, que van llenando de amor ese tanque-corazón. Créame, esa será la mejor herencia que podrá dejar a sus hijos.


Acentos omitidos intencionalmente