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Esencialmente humano

Los Limites


Los límites son un conjunto de reglas estables que permiten al niño comprender qué cosas no están permitidas y por qué. Normas claras, permanentes y conocidas de antemano proporcionan a los hijos un contexto de seguridad que facilita su relación con los demás, ya que le ayudan a desarrollar el autocontrol.

Disponer de reglas preestablecidas claras y con sentido le indica claramente al niño cuál es el rayado de la cancha, lo que previene muchas conductas indeseadas y evita los castigos.

¿Cómo poner los límites?

Establezca pocas reglas, pero que sean estables y trate de concentrarse en los ámbitos más importantes.

Prefiera hablar en términos positivos (lo que hay que hacer) y no negativos (lo que no hay que hacer). Ejemplo: "Cuida tu ropa", en lugar de "no te ensucies".

Llame las cosas por su nombre, utilizando un lenguaje acorde a la edad del niño, evitando explicaciones largas y complicadas.

Las reglas deben ser específicas. No basta con decir "pórtate bien", hay que ser más explícito para que el niño sepa qué es lo que se le está pidiendo en concreto.

Es importante que explique el motivo de la prohibición, un NO a secas no tiene sentido para el niño y fomenta su oposición. El NO debe estar acompañado de un argumento, para que el niño comprenda las consecuencias de sus actos.

Califique la acción, no a la persona: es mejor decir "hoy dejaste tu dormitorio desordenado”, que decir "eres un desordenado".

Póngase de acuerdo con los otros adultos cercanos al niño. Para que los límites sean claros, es necesario compartir criterios para reaccionar en forma coherente ante circunstancias similares.

Sea consistente con lo que pide a los niños y respete usted también las reglas de la casa, ya que los niños lo imitarán.

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