La Psicogenealogía
Alberto, tu trabajo con el árbol genealógico en qué consiste?
¿Qué es la Psicogenealogía?
La Psicogenealogía es para mí una arte terapéutica que al mirar con respeto nuestro árbol genealógico nos desvela el hilo de Ariadna que nos une íntimamente a nuestra familia y nos conduce a la médula de nuestros conflictos para poder reconocerlos y resolverlos.
¿De qué manera nuestra familia influye en nuestros conflictos?
Desde que nacemos pertenecemos a una familia que tiene una historia, unas creencias, una forma de amar y de relacionarse únicas a veces tan complejas y enredadas como un laberinto.
Todo esto nos impregna y nuestros padres proyectan y crean en nosotros sin ser conscientes unas expectativas a las que nos vamos a adaptar simplemente para ser amados, para pertenecer a la familia al igual que nuestros padres hicieron con los suyos.
¿Y qué se espera de nosotros ?
En realidad que seamos felices.
Lo que sucede es que normalmente venimos de una familia que no ha conocido la felicidad en su totalidad, no se han visto realizada en todos sus aspectos, entonces renunciamos nosotros también a ella o acabamos realizando deseos que no son nuestros.
Muy a menudo nuestros conflictos son el reflejo de la falta de realización de nuestra familia.
Esto nos impide realizarnos como nosotros queremos.
Somos fieles y permanecemos encerrados en la torre que construimos con nuestra familia y como el Minotauro miramos desde allí con nostalgia un horizonte lleno de belleza pero que no nos permitimos alcanzar.
Por falta de conciencia. Muchas veces el deseo de conseguir aquello que nos proponemos es mayor y salimos de esa torre en busca del amor, la prosperidad, la salud o el placer con la ilusión de conseguirlo.
Pero entonces el mapa que nos guía hacia la salida del laberinto es el mismo que heredaron nuestros padres de generación en generación y a menudo esta tan estropeado, es tan confuso o le faltan tantas partes que acabamos trazando sobre este el mismo u otro recorrido tan equivocado como en el que, sin saberlo, se perdieron también nuestros ancestros.
Así volvemos de nuevo a lo conocido sin realizarnos. Tomar consciencia de las motivaciones y los caminos que tomaron nuestros antepasados nos revela cual es nuestra vía de realización auténtica.
No. Nuestra familia no es culpable de nada, eso sería como culpabilizarnos a nosotros mismos. Cuando como Teseo vamos introduciéndonos en el laberinto de nuestro árbol genealógico nos damos cuenta que en realidad lo que hay es falta de conciencia.
La mayor parte de los procesos terapéuticos se centran en una toma de conciencia de uno mismo, de los mecanismos internos que perpetúan la rigidez que no nos deja vernos a nosotros mismos ni a los demás. Ciertamente muy importante. Pero parte de mi trabajo con el árbol genealógico es acompañar a las personas a despertar a una conciencia mayor.
Una conciencia transgeneracional. Ensanchar nuestra mirada más allá del nosotros, traspasar las fronteras del tú y el yo para poder entrar en una conciencia que contemple estos vínculos que aunque están más allá del espacio y el tiempo presente son muy poderosos y a la vez tremendamente sanadores cuando los descubrimos.
Nuestro árbol genealógico se asemeja a los cuentos maravillosos que nos contaban las abuelas al amor de la lumbre. Estos cuentos tradicionales están poblados por infinidad de paisajes, personajes y reinos extraños; a veces terribles, mágicos o hechizados y que conforman un universo propio.
El cuento somos nosotros mismos. En realidad princesas, brujas, ogros, gigantes y reyes son partes que pertenecen a nosotros mismos. El cuento nos va a ayuda con su lenguaje onírico a poder integrarlas, nos va conducir con su lenguaje al poder de transformación que reside en nosotros mismos.
Igual que en un cuento, nuestros familiares conforman en nosotros una historia y un paisaje psíquico y emocional del cual participamos, somos los héroes de un relato que pone en escena los aspectos profundos y esenciales de nuestra familia.
Esta historia genealógica contiene unos personajes y una estructura propia semejante a un cuento pero que a menudo esta perdida, prohibida o desviada y nos mantiene hechizados sin poder liberarnos.
¿A qué te refieres? ¿Por qué has añadido el término integrativo?
Nuestro árbol genealógico es un organismo vivo.
Respira, siente, crece y se transforma continuamente.
Tan antiguo y milenario que a veces no logramos reconocer ni la rama en la que descansamos. Tiene tantas y es tan frondoso que a veces estamos enredados en él y no distinguimos la copa de las raíces. Nuestro trabajo es recorrer este árbol, reconocerlo, integrarlo y nutrirnos de él.
Una vez mientras paseaba por un jardín un pájaro cayó preso enredándose en unas zarzas. El jardinero que pasaba por allí quiso liberar al animal. Con sumo cuidado lo puso en libertad sin romper ni una sola rama y sin hacer daño al pajarillo.
Se dedican a destripar tu familia como si de un cadáver se tratase y además te dicen que son ellos los responsables de tu sufrimiento. En mi trabajo intento ser muy respetuoso con la persona que se acerca a mí y también con todo su árbol genealógico.
Además no ayuda porque al final te genera una gran culpa. Hay que mirarlos con aprecio y eso no es posible sin pasar por una transformación y allí es donde entra el termino integrativo.
Todo lo que rechazo se vuelve en mi contra. Mi árbol también soy yo, despreciar a mi árbol es despreciarme a mí. Pretender no pertenecer o no respetarlo es tener la soberbia de una montaña. Para llegar a la verdadera transformación he de ser humilde.
Pero a veces nuestra familia nos pide que obedezcamos, que hagamos cosas que a veces nosotros no queremos.
¿Cómo voy a ser tolerante con eso?
No hay que confundir amar a los padres con someterse a ellos.
Tú hablas de tolerancia. Hoy en día nos hablan de esta palabra como un valor, pero no es cierto. Nos han vendido gato por liebre y nos han cambiado la palabra respeto por tolerancia. Tolerar es ser permisivo y yo no permito que me insulten sin embargo soy respetuoso con los que me insultan. Es distinto.
De acuerdo, pero los insultos duelen. ¿Qué hago con eso?
Reconocerlo ya es mucho. Aquí llegamos al primer paso para llegar a la humildad que es la conciencia. Darme cuenta de que es lo que pienso, siento y deseo y responsabilizarme de ello.
Mi trabajo de transformación con el árbol genealógico va en dos direcciones. El de las raíces y el de las ramas. Una es tomar conciencia, reubicar, reubicarse y nutrirse de las raíces, aquí estoy hablando del árbol genealógico y la otra el trabajo de las ramas que es tomar conciencia y nutrirse de uno mismo.
Al trabajar en psicogenealogía tenemos que diferenciar cuales fueron las causas y las circunstancias de mi familia a las cuales obedezco y soy fiel y por otro lado cual ha sido mi forma de hacerlo y adaptarme a este entorno.
Parece que hay una distinción entre un yo individual y otro familiar.
Yo creo que van de de la mano. Como en un árbol hay una rama principal que es el tronco y esta después se ramifica en sus ramas, estas no solo dependen de las raíces depende también del entorno al que están expuestas y van a adaptarse con pinchos o con hojas blandas dependiendo del exterior.
Mi adaptación al entorno es mi carácter, mi ego que se muestra en forma de múltiples mascaras y no depende exclusivamente de las raíces. Hay que tomar conciencia, trabajar las raíces y las ramas para que nuestros frutos en la vida sean ricos y dulces.
¿Algo dulce para terminar esta entrevista tan rica?
Lo más dulce del mundo es compartir nuestras riquezas.
Grácias por compartir las tuyas con nosotros.
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