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Esencialmente humano

Nada cambia mi amor por ti.

Nada cambia mi amor por ti.

Autor:
Fuente: www.mensajespanyvida.org

Cuenta la historia de que el hombre que iba a clavar a Jesús en el 
madero quedó asombrado de que en vez de tomar la mano de Jesús y 
forzarla para clavarla la estaba dando sin ningún tipo de oposición, 
con mucho gusto. La historia recuerda que Jesús le decía, "tú no me 
fuerzas la mano, yo la doy, tu no me matas, yo doy mi vida".

Esto trae a mi memoria que en mi niñez siempre escuchaba o me decían, 
"dime cuanto me quieres y te daré algo, o si te portas bien te voy a 
querer mucho".
Algo que aprendí hace mucho tiempo, es que si el amor lo tienes que 
mendigar no es amor, es interés. El amor es una donación, en tí está 
si tu familia te quita el tiempo o lo donas, en ti esta si Dios te 
quita el tiempo o lo donas.

Es increíble cuántos de nosotros siempre esperamos el amor con 
condiciones, que si haces algo demasiado grande en contra mío, ya el 
amor cambia, no te quiero más. Si haces eso por mi te quiero mucho 
para siempre. ¡Qué amor más increíble nos ofrece Dios!, un amor 
incondicional, que te dice, "hagas lo que hagas te voy a querer, mi 
misericordia arde como fuego cuando en ti hay pecado. Es Él quien nos 
busca, no somos nosotros lo que lo buscamos primero.

Me imagino qué tan bien estaba el mismo Jesús en el cielo cuando tuvo 
que pensar que ama al mundo, y que la única forma de salvarlos era 
viviendo con ellos, comiendo con ellos, siendo esclavo, conociendo la 
misma miseria humana por amor, porque además de querer salvarnos de la 
miseria del pecado, tenía tantísimo amor que vivió lo más pobre 
posible, no tenía ni a dónde nacer, ni qué comer, ni siquiera a donde 
colocar la cabeza para dormir, murió de la forma mas criminal, porque 
quería conocer lo que vivimos a diario, lo que sentimos en nuestras 
vidas.

Todo esto pasó porque su amor fue incondicional, nada lo hacía 
cambiar, aunque podía cambiar el rumbo, no lo hizo, porque nos ama.
Una de las cosas que más me ha costado en mi vida personal fue tener 
un papá incondicional, que hagas lo que hagas, su amor no se mueve ni 
un centímetro. Un amor que aunque lo ofendas no cambia, te ama igual.

¡Cómo nos cuesta amar de verdad!, pero amar de verdad hasta que duela 
como nos enseña la Madre Teresa de Calcuta, porque si el amor no causa 
dolor no es amor, porque cuando se ama de verdad se sufre.

Sé que es duro, tal vez la imagen de nuestro padre no haya sido la mas 
clara o parecida a la de Dios, y nos cueste demasiado entender eso de 
un amor incondicional, más cuando tuvimos una niñez muy abrupta con la 
figura paterna; tratemos de amar a los que están cerca de nosotros, y 
aún aquellos que nos odian y nos rechazan.
No podrían imaginarme a Dios dejando de amarnos por ser nosotros 
pecadores, no seria Dios. Termino con una frase muy personal “hagas lo 
que hagas mi amor por ti no va a cambiar nunca”. Nadie nos ama como
él.

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