Blogia
Esencialmente humano

Pildoras--continuación

El amor se exterioriza hacia afuera con con­ductas. Si no expreso el sentimiento positivo y hago lo arriba mencionado, el amor se vuelve algo inconcluso, trunco y descolorido. De manera similar, el amor a uno mismo debe expresarse con comportamientos tangibles, aunque la cultura los vea mal.Promulgamos el amor al prójimo a los cuatro vientos, repudiamos la agresión y el maltrato a otros, pero se nos permite, y hasta es bien visto, que regateemos, economicemos y midamos las autoexpresiones de afec­to. ¿Por qué debemos ser miserables con nosotros mis­mos? ¿Cuántas veces nos autoelogiamos, nos damos gustos y nos contemplamos? El trabajo es sagrado y nuestro tiempo libre no.Debemos, disponer de tiempo para los hijos, la pareja, los padres, pero no se nos ocurre utilizar algunas horas en beneficio propio. Pensamos que el tiempo mejor aprovechado es el destinado a producir bienes materiales o dinero. No nos interesa producir salud mental.El miedo a caer en el ocio ha desarrollado un patrón de conducta híperactivo. Así, dedicarse a uno es sinónimo de vagancia o "buena vida". Si pensamos de este modo.jamás disfrutaremos de amarnos, ya que siem­pre podríamos estar haciendo algo "más productivo". Es un acto de irresponsabilidad no dedicar tiempo a ti mismo.Quererse a sí mismo, en principio, no debería ser distinto a querer a otros. Cuando amamos a alguien, intentamos hacérselo saber con actos dirigidos a pro­ducirle bienestar y satisfacción. De manera similar, de­bes demostrarte a ti mismo que te quieres con actos dirigidos a producir autobienestar y autosatisfacción.Es absurdo que algo tan obvio no se cumpla. Casi siempre ocupamos el último lugar en nuestra capa­cidad de expresión de afecto.El costo será la insensibilidad. El estar con el freno de emergencia puesto las veinticuatro horas, viendo si es prudente, ade­cuado, conveniente o no, puede llevarte al letargo afec­tivo y a la indiferencia absoluta. Perderás la capacidad de vibrar y de emocionarte. Crearás una coraza y te acos­tumbrarás a lo rutinario.La vida cotidiana en la cultura industrializada no ofrece demasiadas oportunidades de disfrute. Nos anestesia. Si dejamos de autoadministrarnos una dosis de gratificación, nadie lo hará. El autocontrol no es, de ninguna manera, sinónimo de responsabilidad. Muchas personas se sienten irresponsables si se exceden o "caen" en ciertas tentaciones, como por ejemplo escaparse del trabajo un rato antes. La idea rígida del cumplimiento y el deber para con los otros nos ha hecho olvidar el com­promiso que hemos contraído con nosotros mismos al llegar a este mundo: crecer como personas.Y es imposi­ble crecer si no nos queremos a nosotros mismos. No controles todos tus "antojos".Tírate una canita al aire. Quítate el freno y date gusto. El mejor antídoto contra el malestar psi­cológico es el autorrejuerzo.Desgraciadamente, tal como he venido dicien­do, no nos autoexpresamos afecto de manera sistemática y consistente.

Nota: recuerden que estoy haciendo un resumen del libro "aprendiendo a quererse a si mismo" de Walter Riso

0 comentarios